Un país que invierte en conocimiento elige avanzar. El aumento del gasto en I+D, el crecimiento del talento científico y la progresiva convergencia con Europa consolidan a España como un territorio donde la ciencia se convierte en motor económico y social.
HoyLunes – El año 2024 ha dejado una cifra que resume con claridad una década de esfuerzos acumulados: 23.931 millones de euros destinados a investigación y desarrollo, el mayor gasto en I+D de la historia de España. El dato, publicado por el Instituto Nacional de Estadística, supone un incremento del 6,9% respecto a 2023 y coloca al país en una trayectoria ascendente que se consolida año tras año. Desde 2018, la inversión ha crecido un 60,1%, reflejo de una política sostenida que ha priorizado el conocimiento como pilar estratégico.
La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, ha subrayado que este récord no es solo un número, sino un mensaje inequívoco: España está apostando con convicción por un modelo basado en la ciencia y la innovación, una economía del conocimiento que genera soberanía tecnológica, competitividad y empleo cualificado a lo largo del territorio.
El análisis comparado confirma esa tendencia. Durante los últimos cuatro años, el crecimiento medio anual del gasto en I+D ha sido del 11%, muy superior al promedio de la Unión Europea (8%) e, incluso, por encima de grandes potencias como Estados Unidos (9%) o China (11%) en el periodo 2021–2023. España avanza con fuerza en el tablero global, consolidando un ecosistema innovador cada vez más robusto.

La I+D gana peso en la economía española
En 2024, el gasto en I+D representó el 1.5% del PIB, un avance notable frente al 1.23% registrado en 2018. Aunque la media europea se mantiene estable en torno al 2.2%, la distancia se acorta gracias al dinamismo económico español, cuyo crecimiento ha sido superior al del conjunto de la UE en los últimos años.
Por sectores, las empresas concentran el mayor volumen de inversión (55.8%), seguidas de la enseñanza superior (24.9%) y la Administración Pública (19.1%). Aunque la intensidad empresarial sigue estando por debajo de la media europea, la tendencia apunta a una mayor colaboración público-privada y a una progresiva modernización del tejido empresarial.
En términos de variación anual, la inversión creció un 5.8% en empresas, un 4.4% en universidades y un destacado 14.3% en la Administración Pública. Para la ministra Morant, este último dato es especialmente significativo: refleja la sólida apuesta del Gobierno por impulsar la I+D desde lo público y, al mismo tiempo, activar la inversión privada.

Talento científico en expansión: más personal, más mujeres, más oportunidades
El impulso económico también se traduce en personas. España cuenta en 2024 con el mayor número de profesionales dedicados a I+D de su historia: 295.290 trabajadores equivalentes a jornada completa, un 4.6% más que el año anterior. De ellos, 184.382 son investigadores, cifra que crece un 5.3% y que confirma el fortalecimiento del ecosistema científico nacional.
Desde 2018, el personal dedicado a investigación ha aumentado un 31%, recuperando con holgura los puestos perdidos durante la crisis de 2009. Solo en universidades y centros públicos se han creado más de 23.000 nuevas plazas, un avance que respalda la estrategia de atracción y retención del talento científico.
Destaca también el progreso en paridad: el 41.4% del personal de I+D son mujeres, el porcentaje más alto registrado en España. La participación femenina es mayoritaria en la Administración Pública (54.9%), aunque aún minoritaria en el sector empresarial (31.6%). Para Morant, este hito es símbolo de una transformación profunda: España es hoy un país mejor para el talento, y aunque queda camino por recorrer, nunca hemos tenido tantas científicas liderando y creando futuro.

El crecimiento sostenido en inversión, la convergencia con Europa, la ampliación del talento científico y la apuesta por la igualdad convierten al año 2024 en un punto de referencia para el futuro de la ciencia en España. Más que un balance, estos datos dibujan la arquitectura de un modelo productivo basado en el conocimiento, resiliente frente a crisis y capaz de generar oportunidades de calidad.
Si esta senda continúa, España consolidará un ecosistema de innovación maduro, atractivo y competitivo. La estrategia es clara: invertir hoy para asegurar un mañana más próspero, más justo y más preparado para los desafíos globales.
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